Psicología, una carrera en la cual toda persona que ingresa está buscando respuestas: ¿Quiénes somos, hacia dónde vamos, cómo sentirnos mejor y cómo lidiar con nuestras debilidades? Aquellas que nosotros mismos nos auto-imponemos sin darnos cuenta de que no somos esa personalidad que creemos ser, esa máscara que nos creamos siendo niños en base a todo lo que nos faltó en nuestra infancia y cuya función es permitirnos sobrevivir en un mundo amenazante cuya permanencia peligra constantemente, y así, vamos renunciando y posponiendo la realización de nuestra esencia, de nuestras grandes y valiosas potencialidades.
Nos sentimos esclavos de nuestro pasado, de nuestros traumas y complejos, de la rutina de nuestras vidas, sin darnos cuenta de que cada día es una nueva oportunidad para empezar.
Dejar de culpar al resto y al pasado por nuestros problemas. Dar cuenta de que la felicidad depende de ti, descubrir cuál es tu miedo y saber que el único miedo que hay que tener es a no ser tú mismo. Nadie lleva un recuento de tus propias faltas más que tú. La vida es corta y no hay tiempo que perder, el amor que no demuestres hoy se perderá para siempre. No te acostumbres a la vida… la vida no es lo que será cuando todos tus planes se hayan cumplido. La vida es la gran aventura de ser vivida. Hay algo que no entendemos que nos mantiene vivos, capaces de pensar y de sentir, tenemos la fuerza que nos permite afrontar las pérdidas y la libertad de elegir cómo queremos reaccionar frente a lo que nos sucede. Y esto exige cierta actitud. Pero sobretodo recuerda:
“Lo que pongas en tu corazón y en tu mente será aquello que atraigas en tu vida”
(parte de mi discurso de fin de carrera, 2008)